El Afecto que una persona no se ha ganado es perjudicial para ella

Ceder en todo con las mujeres es inútil:  
"Las mujeres son como niños respecto a esto…tienen que aprender donde están los límites. Y van a empujar hasta que descubran donde están. Si empujan y encuentran resistencia, les permite sentirse seguras contigo. Es lo que buscan. Pero si empujan y no encuentran resistencia, seguirán empujando hasta que pasen por encima de ti.Por supuesto, no respetará a un hombre al cual está pisando. Será u poco decepcionante para ella, pero también se sentirá reafirmada en su lado femenino (lo que hará que se sienta bien) y puede incluso premiar tu sumisión con algún gesto. Perrito bueno. 
La moraleja :
  Solo porque a ella le guste algo, no quiere decir que eso te vaya a acercar al sexo. Una mujer puede disfrutar un piropo de unos obreros, pero nunca tendrá sexo con esos hombres."


“Los actos de malcriadez, de menosprecio, de irrespeto, no se deben recompensar con actos de amor o de recompensa ya que los comportamientos recompensados tienden a incrementarse y los comportamientos castigados tienden a extinguirse , o sea : si premias comportamientos indeseables vas a tener más comportamientos indeseables, si castigas comportamientos indeseables los extinguirás. Si premias una pataleta con un “pero oye, es que yo te quiero”, o con dinero, con una invitación, o con algo positivo vas a seguir incrementando las pataletas. Si por el contrario te muestras distante, señalas el comportamiento indeseado y castigas (ausencia, distancia o lo que sea) vas a atenuar el comportamiento."



Acá va algo que quiero que te grabes con fuego en la mente:

EL AFECTO QUE UNA PERSONA NO SE HA GANADO ES PERJUDICIAL PARA ELLA.

Por ejemplo, las fobias se alimentan de afecto no merecido. Cuando una persona tiene miedo a algo procedemos a abrazarla, a consolarla, y eso está generando un vínculo entre miedo y afecto que hace que el miedo se resista a salir. El miedo se perpetúa porque al tener miedo se genera una recompensa de afecto. Lo mismo, cuando damos afecto a una recién conocida perdemos valor, pues el afecto que damos parece ser algo fácil y disponible. Incluso a veces se da afecto después de comportamientos no deseados, una persona tiene un capricho o se pone odiosa y le damos afecto, al hacerlo nuevamente creamos un vínculo en forma de recompensa de afecto, y hacemos que sea mucho más fácil que nos manipulen. NUNCA, deberías dar afecto cuando te demuestran posesión, dominancia, agresividad, caprichos. Cuando muestras afecto a una mujer se refuerza el comportamiento que haya tenido antes, imagina si ese comportamiento ha sido odioso o negativo.

Hace un rato publiqué un principio que tú como hombre deberías respetar con fidelidad religiosa: “los actos de malcriadez, de menosprecio, de irrespeto, no se deben recompensar con actos de amor o de recompensa.”

¿Cuál es la razón de ser de esto?

Vamos a aprender algo de cómo funcionamos los seres humanos. Funcionamos bajo dos principios:

A. Motivación intrínseca: Cuando hacemos algo porque internamente deseamos hacerlo, porque sentimos una fuerza interna que nos impulsa a hacerlo. Incluso lo hacemos aunque nos cueste trabajo, tiempo, dinero, sólo por el placer, interés, pasión de hacerlo.

B. Motivación extrínseca: Cuando la motivación intrínseca no es suficiente hacemos las cosas por otras razones, por ejemplo, por dinero, por figurar ante otros, porque nos feliciten, por reconocimiento, por poder.

Cuando la relación de un hombre y una mujer se establece con base en motivaciones extrínsecas ten por seguro que tu le importas un pito a esa mujer. Y que tú, por ser tú mismo no le motivas a hacer nada, sino lo que le motiva son cosas externas a ti que tú posees: dinero, poder, imagen, apariencia, relevancia social, favores, conocimiento, etc, etc.

Te contaré un par de casos de personas que he conocido.

El primero es un hombre, docente universitario que tuvo una historia con una de sus alumnas, la cual empezó a buscarlo para él le hiciera favores académicos: trabajos, ponencias, talleres, que le explicara cosas, etc. Luego descubrió un enorme potencial en este docente, el potencial de sacarle dinero. Y empezó a jugar a la víctima, a contarle que no tenía dinero para pagarse el semestre, que a su abuelita le habían cortado los servicios, que no tenía para la liposucción, y así, poco a poco empezó a estafar a este hombre, a sacarle sistemáticamente dinero a cambio de sexo esporádico y algunas caricias de vez en cuando. Cuando conocí el caso los cálculos de inversión de este hombre iban ya por los 30 millones de pesos (unos 15 mil dólares), lo cual generaba un gran sentimiento de vacío en este hombre, que sabía que físicamente no tenía mucho que ofrecer y lo único que podía hacer era pagar por la atención de esta mujer. En un punto el hombre decidió recuperar su masculinidad, pero de la forma equivocada, empezó a acosar a esta mujer y a concretar un mayor compromiso de la relación, lo cual generó el escape de la mujer, quien al final le puso una caución policiaca para impedir el contacto.

El segundo caso es un poco más corto, y es un hombre que se fija en una mujer de extracción social e intelectual más baja, que posee llamativos atributos, pero que a cambio de sexo y compañía termina manteniéndola a ella, a su hijo, a sus suegros y a sus cuñados, adquiriendo una gran cantidad de deudas, y manteniendo a un ejército solamente por acostarse con ella.

Lo más triste de estos casos, que hay miles así, es que a cambio de algo que no merecen estas mujeres ofrecen displicencia, irrespeto y manipulaciones cada vez más frecuentes.

Otro principio psicológico:“los comportamientos recompensados tienden a incrementarse, los comportamientos castigados tienden a extinguirse.” Relacionando con el principio anterior: si premias comportamientos indeseables vas a tener más comportamientos indeseables, si castigas comportamientos indeseables los extinguirás. Si premias una pataleta con un “pero oye, es que yo te quiero”, o con dinero, con una invitación, o con algo positivo vas a seguir incrementando las pataletas. Si por el contrario te muestras distante, señalas el comportamiento indeseado y castigas (ausencia, distancia o lo que sea) vas a atenuar el comportamiento.

Es la misma situación que vive una madre en un centro comercial cuando el niño pequeño hace una pataleta y un escándalo porque quiere un helado, la madre que compra el helado por la pataleta lo que hace es darle el siguiente mensaje al niño “ahhh ya, para que ella haga lo que quiero necesito hacer pataletas” y créeme las volverá a hacer en otros contextos, para un helado, un balón de futbol, para evitar tender la cama, etc.

Todos buscamos en las relaciones beneficios, pero estos deben provenir de razones intrínsecas: estar bien con esa persona, sentir identidad, sentir comprensión, compartir valores. Obviamente los incentivos nos llaman la atención, porque refuerzan el vínculo, y justamente en eso consisten las invitaciones a cenar, los regalos. Son incentivos que tienen un valor y transmiten un mensaje: te quiero, me gustas, me agrada estar contigo, me alegro de una fecha especial, lo que sea. Pero cuando los incentivos llegan sin motivo (todos los días), de forma predecible (todos los viernes) o sin merecerlos (después de una pataleta o manipulación), pierden su valor (incentivos sin motivo), aburren (predecibles), premian conductas indeseables (sin merecerlos).

Así que lo que deseo transmitirles es: no compren a las mujeres con la que están, no permitan que la relación cambie su rumbo sólo porque ustedes ceden a manipulaciones. No pierdan su estima ni su poder personal viviendo en pensar cómo ganar el amor, el aprecio o la compañía. Como decían los Beatles “uno no puede comprar el amor”, y este principio funciona a la perfección. Cuando intentas comprarlo simplemente estás creando una bomba de tiempo, estás permitiendo que te utilicen y cada día pones estándares más altos a lo que ella te pedirá. Volviendo al caso de Adriano ¿cómo te superas luego de dar un millón de dólares? ¿Cuál es el siguiente paso?

Si estás en esta situación rómpela. Recupera tu masculinidad y trabaja en tu carácter perdido. Piensa que tienes control de lo que haces, y que no debes dejarte manipular por nadie, que mereces respeto y que un poco de disciplina nos sirve a todos en algunos momentos. Lamentablemente descubrirás que si has dejado que la situación te toma ventaja te será difícil recuperar el poder, ya habrás ceido y malcriado demasiado, en estos la casos la relación estará tan viciada que será irrecuperable. Si estás a tiempo podrás generar una nueva lógica en tu relación, basada en aprecio a tí mismo, a lo que ofreces y en el respeto. Fíjate en algo: las mujeres constantemente nos disciplinan, sería un buen aprendizaje que nosotros también lo hiciéramos.


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