"Tú crees que el dolor está causando la emoción, pero en realidad es la
emoción la que está causando el dolor.La mayoría de los miedos
esconden una emoción detrás y es por eso que yo insisto tanto en que
sientan sus emociones: para que toda esa información negativa que está grabada en
la memoria celular pueda irse." Isha
Las emociones son una parte natural de la vida
humana. Si estamos procurando lograr una relación sana con nosotros
mismos, es esencial que aprendamos a abrazarlas. La mayoría de nosotros
desde una temprana edad hemos aprendido que ciertas emociones son
“malas” o inadecuadas: tal vez se nos dijo que no lloráramos, o que
nunca nos enojáramos.
Sin embargo, al negar estos sentimientos, no los
eliminamos. Cuando se ignora una emoción, se estanca dentro de nosotros,
desarrollando y contribuyendo a una carga acumulada de emociones
reprimidas.
Con el tiempo, estas emociones se distorsionan: la
ira se convierte en odio o en resentimiento, eventualmente explotando en
ataques de rabia y violencia; la tristeza se convierte en depresión.
- 4-El Resentimiento
- 4 bis-El Poder de la Vurnerabilidad : El Resentimiento
- 5-El Poder de la Vurnerabilidad : El Resentimiento (Caso Practico)
- La Misioginia
Sólo necesitamos mirar a un niño para ver lo natural que son las
emociones. Los niños se enfadan y se entristecen espontánea y
fácilmente, y a la vez, tienen una habilidad innata para encontrar
alegría y diversión en todo. El mundo para ellos es un lugar mágico, en
el que los adultos sólo encontraríamos aburrimiento. Son capaces de
descubrir maravillas.
Esto es precisamente porque no niegan ningún aspecto
de su gama de emociones. Abrazan todos sus matices, sin juicios, como
partes naturales de la experiencia humana. Como resultado, cuando la ira
llega, es intensa, pero de corta duración: cinco minutos más tarde, se
han olvidado completamente que estaban enojados, absortos en la emoción
de un nuevo momento, el próximo descubrimiento.
A veces, cuando estamos en el camino espiritual,
aplicamos el condicionamiento infantil de “deberías” y “no deberías” en
nuestro proceso de crecimiento: tratamos de encajonarnos a nosotros
mismos en una imagen del niño “bueno” o niña “buena” -una imagen que no
está muy lejos de las expectativas depositadas en nosotros por nuestros
padres y la sociedad. La búsqueda del amor incondicional rige nuestra
manera de comportarnos: intentamos imitar las acciones de amor y compasión, sin convertirnos en
estas experiencias. Esto a la larga conduce a un mayor resentimiento y
frustración, porque ¿Cómo puedes abrazar al otro en su perfección, si
todavía te ves a ti mismo como imperfecto? ¿Cómo puedes ser compasivo si
no te conoces a ti mismo? Al intentar liberarnos de las fronteras de
nuestras limitaciones pasadas, saltamos dentro de una nueva caja, a
veces incluso más rígida que la anterior.
- 1- El Apego a la Imagen
- 2- ¿Cuando dejamos de ser nosotros mismos?
- 3- La Fragilidad de nuestra Imagen
- 4- La Ignorancia
- 5- El Lavado de Cerebro
- 6- Cuando sentimos que es el momento de cambiar
Para experimentar nuestra divinidad, primero debemos
abrazar nuestra humanidad. Para amar incondicionalmente, primero debemos
descubrir nuestra propia perfección. Abraza tu ira, abraza tu tristeza:
no es a través de la negación que te liberas de esto, sino a través de
la aceptación. Al permitirte sentir la carga acumulada de emociones,
liberas espacio en tu interior. Espacio para ser, espacio para amar,
espacio para descubrir quién eres realmente.
Isha.
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